En la edición de octubre del año 2005 la revista Scientific American publicó un artículo de John Horgan titulado “Chips The Forgotten Era of Brain” que trataba de los trabajos del español Dr. José Manuel Rodríguez Delgado, polémico catedrático de fisiología de la Universidad de Yale y pionero de la investigación sobre la estimulación cerebral en los años 60 del siglo XX. El artículo observaba que sus importantes trabajos apenas eran conocidos en la actualidad y se preguntaba el porqué.
El Dr. Delgado nació en Ronda (Málaga) en 1915. En 1946 recibió una beca de la Universidad de Yale y ya en 1950 fue invitado por el prestigioso fisiólogo John Fulton a unirse a su departamento de fisiología. En los años 1960 el profesor Delgado se hizo famoso por inventar el “Estimociver” un aparato (un chip) que implantado en el cerebro podía registrar y estimular selectivamente la actividad cerebral mediante control remoto. De esta forma era posible manipular la conducta y el estado anímico de los animales y las personas tan solo con apretar un botón. El experimento que le dio fama mundial fue el que realizó en 1963 en Córdoba con un toro bravo, al cual le implantó un chip en el cerebro y, con un control a distancia, apretando un botón detenía al toro cuando intentaba embestirlo.
En 1952 fue coautor del primer trabajo de investigación sobre el implante de electrodos de larga duración en el cerebro humano, y en las dos décadas siguientes el Dr. Delgado implantó electrodos en pacientes de esquizofrenia y epilepsia. En 1969 describió sus investigaciones sobre la estimulación cerebral en animales y personas con un análisis de sus implicaciones en su libro: “El control físico de la mente: hacia una sociedad psicocivilizada” libro que despertó una gran atención internacional, al mismo tiempo que recibía críticas por su alarmante tono aureal ya que afirmaba que la neurotécnica estaba a punto de conquistar la mente. En una revisión que realizó de este libro Philip Morrison en Scientific American, afirmaba que era un “informe serio y actual” sobre experimentos de estimulación eléctrica en neurofisiología pero calificaba las implicaciones de “amenazadoras”. Pero Philip Morrison no fue el único científico que criticó el libro del Dr. Delgado. Peter Breggin en una declaración remitida al Congreso, acusó al Dr. Delgado y a otros neurocientíficos de intentar crear una sociedad en la cual quien se desviara de la “norma” sería mutilado quirúrgicamente. Concretamente señaló al Dr. Delgado como “el gran apologísta del totalitarismo tecnológico”.
Por aquellos años, el Dr. Delgado empezó a recibir acusaciones de gente que afirmaba que el polémico científico les había implantado en secreto chips en el cerebro. En medio de estos escándalos, Villar Palasí, ministro de Educación y Ciencia del gobierno franquista de tecnócratas del Opus Dei, le invitó a hacerse cargo de organizar la nueva Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. El ministro ofreció unas condiciones de investigación tan buenas que el Dr. Delgado no pudo rechazar, y en 1974 se trasladó a España con su familia. En la versión española de Scientific American, Investigación y Ciencia, esta información sobre las condiciones tan ventajosas ofrecidas por el ministro de los tecnócratas se oculta, al igual que otras informaciones que se detallarán más adelante.
En España el Dr. Delgado se centró en métodos de investigación cerebral no invasivos, sin implantes. Se anticipó a técnicas modernas de estimulación transcraneal e inventó aparatos para estimular selectivamente el sistema nervioso por medio de emisión de impulsos electromagnéticos.
A mediados de los años 1980 unos documentales de la BBC y la CNN citaron los trabajos del Dr. Delgado como prueba circunstacial de que las dos grandes potencias, EEUU y la antigua Unión Soviética, podrían haber desarrollado en secreto armas para controlar a distancia la mente humana.
Aunque el Dr. Delgado niega haber trabajado para la CIA y califica de “teorías de la conspiración” a quienes lo relacionan con las actividades de experimentación ilegal con humanos, lo cierto es que las investigaciones del Dr. Delgado fueron financiadas tanto por entidades civiles como militares, entre otras la Oficina de Investigación Naval.
El psiquiatra Colin A. Ross en su obra The C.I.A. Doctors: Human Rights Violations by American Psychiatrists afirma lo siguiente: “Una carta del director de la CIA, Allen Dulles, al Secretario de Defensa fechada el 3 de diciembre de 1955 confirma que la CIA financió investigación de La Armada, La Marina y varias universidades. La carta identifica específicamente los cuerpos químicos de La Armada y la Oficina de Investigación Naval”. En este libro en concreto se dan datos de las cantidades de dinero que recibió el Dr. Delgado de la Oficina de Investigación Naval por empleos como investigador en los años 1954, 1955,1956 y 1960 y que suman un total de casi 40.000 USD por cuatro años de trabajo, una cantidad nada despreciable en aquellos tiempos. El objeto de las investigaciones financiadas por el Ejército tenían relación con la conducta humana.
Al tratarse de proyectos de experimentación ilegales con seres humanos, es difícil que los psiquiatras participantes deseasen reconocer públicamente su participación pero, no obstante, se conoce un gran número de neurocientíficos que han trabajado para las FFAA americanas o directamente para la CIA como Donald Ewen Cameron, Henry Alexander Murray, Dr Sem-Jacobsen, etc. gracias a documentos que se han salvado de su destrucción, testigos y otras fuentes.
Al final del artículo de la revista Scientific American el Dr. Delgado hace unas reflexiones y unas preguntas que no aparecen en la versión española Investigación y Ciencia. Se trata del lado oscuro que tiene todo avance tecnológico, especialmente en neurociencias. Todo avance tiene un lado bueno y un lado malo. Depende de quien lo use y para qué. Se han visto aplicaciones en medicina que han permitido a los inválidos mover prótesis con sus pensamientos (ondas cerebrales) y a sordos recuperar el oído. Pero si esos avances son para usos militares, y muchos neurocientíficos incluido el Dr. Delgado han trabajado para las FFAA de EEUU, las consecuencias pueden ser aterradoras. No menos preocupante es que el Dr. Delgado haya trabajado también para un gobierno de tecnócratas del Opus Dei que, según los testimonios recogidos en el artículo sobre la cuarta planta de la clínica del Opus, el Opus es una secta que ha mostrado una falta total de escrúpulos en la forma de tratar a sus víctimas.
Las preguntas y respuestas que da el Dr. Delgado en la versión americana del artículo son las siguientes:
¿Puedes evitar el conocimiento? No puedes
¿Puedes evitar la tecnología? No puedes
Las cosas van a seguir adelante a pesar de la ética, a pesar de sus creencias personales, a pesar de todo.
De esta forma, con estas preguntas y afirmaciones, el Doctor José Manuel Rodríguez Delgado daba a entender que el progreso era inevitable con todas las consecuencias que esto suponía. Pensemos, por ejemplo, en qué ha supuesto para la humanidad el desarrollo de la energía nuclear. Unos avances que ponen en peligro la existencia del propio planeta en caso de un conflicto militar con uso de armas nucleares, las cuales desgraciadamente se han multiplicado peligrosamente por parte de las grandes potencias.
En el capítulo II del libro de Jesús Ynfante La prodigiosa aventura del Opus Dei : génesis y desarrollo de la santa mafia, se describe como el Opus Dei acaparó el monopolio del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) durante la dictadura franquista y de esta forma se manifiesta la relación entre el Dr. Delgado y el Opus Dei ya que el Dr. José Rodríguez Delgado fue el director del Departamento de Investigación del Instituto Ramón y Cajal dependiente del CSIC.
Un hecho interesante a resaltar, es que el incidente ocurrido en Córdoba en 1983, descrito en el capítulo “Extraña experiencia” de mi libro Naturaleza criminal del Opus Dei, coincide con el tiempo en el que el Dr. Delgado se encontraba en España donde era el director del Departamento de Investigación del Instituto Ramón y Cajal. No deja de llamar la atención que los hechos descritos ocurrieran en Córdoba, ciudad donde 20 años antes, en 1963, el Dr. Delgado realizara el experimento que le dio fama mundial al controlar a distancia a un toro mediante el implante de un chip en el cerebro del animal. Mis sospechas de que el Dr. Delgado pudiese estar implicado en los sucesos descritos en mi extraña experiencia, están fundados en las conocidas denuncias de implantes ilegales que este polémico neurocientífico arrastraba en sus espaldas cuando fue invitado por el Gobierno de tecnócratas del Opus Dei para hacerse cargo del centro de investigación de neurociencias dependiente del CSIC.
Para terminar, una entrevista de la UNED al Dr. Delgado que muestra que ya en 1975 realizó un trabajo sobre la comunicación de animales entre cerebro-ordenador. Esta sería la base para lo que hoy se conoce como Brain Computer Interface, que es la tecnología utilizada en Telepatía Artificial.
Entrevista al Dr. Delgado Fecha de emisión: 26-01-2003
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Artículo sobre el Dr. Delgado
http://esmateria.com/2013/03/30/el-cientifico-que-corto-las-dos-orejas-y-el-rabo/