Documental que evidencia los abusos de la Iglesia Católica Apostólica Romana en España y denuncia los métodos para conseguir sus privilegios mediante la amenaza de perturbar la paz social. Este documental enfatiza en los abusos en Navarra, el feudo por excelencia del Opus Dei. Además, muchos de los abusos denunciados han sido cometidos gracias a la Ley Hipotecaria del Gobierno opusino de Aznar que, a pesar de haber sido declarada ilegal por el Tribunal Constitucional, no parece que se pueda recuperar lo expoliado.
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Mostequieu opinaba que no existe tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencias de justicia. Si partimos de la base de que un Estado es un poder que controla mediante unas normas (leyes) una sociedad, definimos Estado de Derecho como un Estado que se caracteriza porque todos los ciudadanos, incluidos los legisladores y los jueces, están sujetos a la ley. El Derecho es de carácter coactivo porque castiga las conductas que no se someten a las normas.
Desgraciadamente, en la práctica, el concepto de Estado de Derecho no deja de ser una utopía, porque como se ha demostrado en numerosas ocasiones, dependiendo de quien sea el que quebrante las normas, el sujeto puede ser susceptible de ser castigado o no.
Este ensayo pretende cuestionar solamente la legitimidad que pueda tener el Estado para castigar en el supuesto de que las leyes sean contrarias al bien común, introduciendo en este caso el concepto de leyes ilícitas, así como evidenciar que la arbitrariedad causada por la falta de independencia del Poder Judicial desvirtúa toda razón de ser del Estado de Derecho.
Leyes ilícitas:
Si los ciudadanos aceptan que las leyes son normas para garantizar la seguridad, integridad y bienestar de los ciudadanos, así como el buen funcionamiento de la sociedad en general, tenemos una premisa sólida de un contrato social legítimo. Los legisladores tienen el deber de crear leyes en este sentido, pero si no lo hacen, podemos cuestionar su honestidad y su legitimidad para legislar. El Estado actuaría, dentro de la legitimidad que da un contrato social, como un hermano mayor que defiende a hermanos menores de gente sin escrúpulos que intentase maltratarlos, robarles o abusar de cualquier forma. Así se evitaría que los ciudadanos viviesen con miedo a posibles organizaciones criminales que amenazasen su seguridad, porque tendrían un hermano mayor que los defendiese. Aquí hablaríamos de un castigo legítimo puesto que se entiende que el Estado somos todos los que pagamos impuestos y se actúa en legítima defensa contra el daño que puedan hacer quienes amenazan el bien común. Pero en contra de lo que debería de ser, según los principios básicos de legalidad, la figura del Gran Hermano de Orwell es lo que desgraciadamente se está imponiendo en los estados que, muy lejos de proteger a sus ciudadanos, vulneran su integridad y privacidad mediante acciones impulsadas por gente que, buscando el poder de una forma ilegítima y con unos propósitos ilícitos, utiliza el poder del Estado no para el bien común sino para intereses privados.
He dado en llamar leyes ilícitas, aquellas que han sido creadas por legisladores que han antepuesto el interés privado al interés general causando daños a la sociedad. Este tipo de actores imponen intereses particulares a la sociedad bien sea para crear privilegios, obtener provecho económico o prevalecer sobre otros grupos sociales.
Legislación para obtener beneficios económicos:
Un ejemplo claro de imponer a la sociedad leyes que la perjudican es la Ley Hipotecaria de Aznar de 1998. Mediante esta Ley, la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) se pudo apropiar de innumerables bienes públicos de un valor incalculable que, aunque más tarde se declaró ilegal por el Tribunal Constitucional, no parece haber esperanza de recuperar lo expoliado, ni de castigar a quienes causaron tan brutal expolio.
Legislación para prevalecer sobre otros grupos sociales:
En este campo es habitual prohibir conductas que tienen que ver con la moral o la ética y de esta forma criminalizar a quienes piensan distinto o tienen otros valores sin que éstos amenacen la seguridad e integridad de otros individuos. De esta forma los legisladores pretenden imponer una sociedad que no respeta la más íntima esencia de la libertad de los ciudadanos.
Un ejemplo de arbitrariedad en la legislación es la voluntad del legislador de prohibir la prostitución, la profesión más antigua del mundo, y que supone una intromisión del Estado en asuntos privados que dependen de un acuerdo entre las partes sobre asuntos íntimos que no dañan ni incumben a nadie más. En mi opinión la postura más honesta a este respecto es la tomada por países como Alemania, Holanda, Suiza, Grecia, etc. regulando la prostitución, lo cual permite a las trabajadoras sexuales cotizar en la Seguridad Social. En este caso el Estado no se inmiscuye en los valores morales de los ciudadanos mostrando respeto hacia la intimidad de éstos.
El reciente Ministerio de Igualdad, muy lejos de abordar el problema apremiante de la independencia del Poder Judicial, que afecta directamente a la igualdad ante la ley y que además causa tanta impunidad ante una corrupción flagrante, se dedica a remover el Derecho Penal sobre conductas que ya estaban recogidas y tipificadas en el Código Penal español en los delitos contra la integridad y contra el honor. Parece como si hubiese que hacer un Código Penal feminista cuando, en mi opinión, tanto el machismo como el feminismo suponen prevalecer un género sobre otro y por lo tanto desigualdad entre géneros. La ley debe tratar a los ciudadanos sin diferencia de género. Por otra parte, si el Poder Judicial está saturado de jueces machistas del Opus Dei, de nada le va a servir al Ministerio de Igualdad cambiar las leyes.
La Ley Mordaza es otro ejemplo que atenta directamente contra los derechos básicos de los ciudadanos y que ninguna democracia debería de aceptar. Cualquier castigo del Estado a los ciudadanos por no respetar esta ley ilícita sería, en mi opinión, muy cuestionable.
Legislación para crear privilegios:
Que la ICAR no pague el IBI, siendo hoy en día la mayor corporación de España, es un claro ejemplo de privilegios que se mantienen gracias a una legislación que indigna a muchos ciudadanos y que está basada en acuerdos con la ICAR claramente desfavorables para la sociedad española. Cuando se impuso el catolicismo como religión oficial del Estado había una dictadura y no existía la Constitución Española del 78 que estipula que ninguna confesión religiosa será estatal.
Los lobbies representan el ejemplo más claro de legislación para crear privilegios, porque influyen tanto en la administración como en el poder legislativo para obtenerlos, aunque estas conductas estén tipificadas en el Código Penal como tráfico de influencias. En este caso el Estado estaría legitimado para castigar, puesto que estos lobbies perjudican a la sociedad (en la sanidad privatizada, la privatización de la enseñanza, regalando fortunas de dinero público a los bancos sin exigir devolución, etc.) pero esto no sucede por la falta de separación de poderes y la ausencia de imparcialidad del Poder Judicial.
Falta de independencia del Poder Judicial:
En este caso no importa si las leyes son ilícitas o no, puesto que la parcialidad de los jueces conlleva prevaricaciones que tienen como finalidad la impunidad de quienes pertenecen a su alineación política o ideológica o bien la persecución de quienes son sus enemigos.
Un ejemplo espectacular lo tenemos con la persecución judicial de Rafael Correa, expresidente de Ecuador. El banquero y miembro del Opus Dei Guillermo Lasso, ganó en segunda vuelta las elecciones cuando Correa se encontraba exiliado en Bélgica acusado de 8 delitos de corrupción. Muy parecido el caso de Evo Morales. Ambos expresidentes de gobierno son conocidos por su honestidad y compromiso por mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de sus respectivos países.
Desgraciadamente estamos viendo como los gobiernos corruptos buscan el control del Poder Judicial para conseguir su impunidad y perseguir a quienes intentan combatir la corrupción. Un ejemplo claro lo tenemos en España con el PP que, gracias al control del Poder Judicial, ha conseguido continuar como partido político a pesar de haberse demostrado que es una organización criminal. La desfachatez del PP llega hasta el punto de mantener a sus políticos tras sus escándalos, y además premiarlos, como ha sido el caso del opusino Federico Trillo, quien después del escándalo de la tragedia del Yak-42, fue nombrado coordinador de “justicia y libertades públicas” y no se le ocurre nada mejor que proponer en su programa para las elecciones, elevar las penas de prisión y recuperar la cadena perpetua. Este acto de cinismo, de un político acusado de homicidio, muestra la seguridad que tiene un presunto delincuente ante el Poder Judicial y la voluntad de asustar a sus enemigos mediante la amenaza de posibles condenas severas impuestas por jueces del Opus Dei.
Después de haber expuesto todos estos factores sobre los posibles castigos ilícitos del Estado, puedo terminar observando que se ha hecho en la historia para resolver el problema:
El delito de sedición es una forma de castigar a quienes intentan impedir las leyes, pero si las leyes son ilícitas, existe un derecho recogido en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos que reconoce que:
“todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad”.
La mentira se ha usado como arma de guerra desde la antigüedad. Ya lo decía el dramaturgo griego Esquilo hace 2500 años: “La verdad es la primera víctima de la guerra”.
A lo largo de la historia se ha usado la mentira para justificar o incentivar actos bélicos que de otra forma no tendrían el respaldo suficiente. Un ejemplo lo tenemos con las cruzadas, en las que con la frase “Dios lo quiere” se arrastraron masas a unas guerras religiosas que duraron buena parte de la Baja Edad Media. Pero también se ha usado la mentira con el propósito de inducir al enemigo a errores tácticos que pudiesen conducir a su derrota o bien causar daño.
Tras la Revolución francesa de 1789, quienes tenían el poder en occidente comprendieron mejor la utilidad de tener el respaldo social para emprender una acción bélica, un tema que no preocupaba especialmente a las monarquías absolutistas. De esta forma podemos ver ejemplos en el siglo XIX con la guerra hispano-estadounidense, donde los americanos se tomaron la molestia de crear un atentado de falsa bandera para justificar la guerra contra una España que no tenía medios para hacer frente a la gran potencia emergente. Aunque se cuestionase si realmente el hundimiento del Maine fue un atentado o no, es absurdo pensar que un país débil pudiese provocar sin motivo a una potencia muy superior. Lo que está claro es que esto sirvió para agitar descaradamente a la opinión pública estadounidense en favor de la guerra contra España.
Pocos años más tarde, en 1914 Londres logró convencer a su población de que Alemania violaba masivamente a las mujeres belgas y que los británicos estaban en la obligación de ayudar a aquellas pobres mujeres, cuando la razón real del interés del Imperio británico en la guerra era impedir la expansión alemana que amenazaba sus intereses. Con la Alemania nazi tenemos otro ejemplo de como mediante el control de los medios de comunicación se puede agitar a la mayoría de la población en favor de la guerra y acallar a la oposición y a toda reacción social en contra.
Después de la segunda guerra mundial tenemos muchos más ejemplos de como mediante mentiras se han intentado justificar guerras como en el caso de Vietnam, Irak, etc. La lista sería muy larga, pero no deja de sorprender, como el imperialismo americano ha cometido tantos crímenes de guerra con total impunidad sin que los medios occidentales hayan cuestionado estos abusos, no al menos como lo están haciendo contra Rusia en relación con el conflicto bélico en Ucrania. Por el contrario, se ha perseguido y castigado a quienes han denunciado sus gravísimos crímenes como ha ocurrido con Julian Assange, que aunque demostró de forma fehaciente la veracidad de sus graves denuncias contra Washington, ningún gobierno que hoy muestra tan fervorosa solidaridad con Ucrania reacciona ante la impunidad de Estados Unidos.
Llama la atención que los activistas pro-Washington se caractericen por quemar viva a la gente en nombre de la “democracia” o la “libertad” u otros pretextos como ha ocurrido en Venezuela, o que promuevan golpes de estado y que los medios occidentales apoyen sin embargo a los opositores de los gobiernos legítimos de países que se muestran contrarios a los intereses de Washington.
En España concretamente, se hizo patente que los gobiernos y los medios masivos son serviles a los intereses de EE. UU. Fue descarado el engaño de Javier Solana siendo ministro del PSOE prometiendo y asegurando repetidamente que España no entraría en la OTAN, cuando años más tarde se demostró no solo que mentía, sino que además llegó a ser secretario general de la OTAN. Es evidente que los gobiernos que ha tenido España en lo que lleva de democracia, sean de “izquierdas” o de derechas, han sido serviles e incondicionales a los intereses de Washington. España ha sido víctima de una guerra de desinformación, donde la mentira ha sido un factor indispensable para conseguir sin grandes costes militares una victoria del Imperio de EE. UU. Así las cosas, España aporta grandes sumas de dinero y recursos para mantener el poderío militar americano en Occidente, o donde lo necesiten, sin que la sociedad española lo pueda impedir, a pesar de tener una deuda pública ya impagable desde hace años, causada por una corrupción que es amparada por un poder judicial donde algunos de sus miembros se acogen a amnistías fiscales después de haber sido descubiertos como delincuentes económicos con cuentas en paraísos fiscales.
En la actual guerra de Ucrania hay actores que tienen mucho que ganar y otros mucho que perder, pero podemos encuadrarlos en dos bandos, Washington (la OTAN y sus afines) y Rusia. Aunque Rusia aparece como el único agresor en este conflicto, no se menciona el golpe de estado de 2014 (revolución de color) que dio el poder a un gobierno pro-OTAN cuyos defensores no dudaron en asesinar a sus oponentes al igual que se ocultan las otras revoluciones de colores que están desestabilizando gobiernos a costa de causar guerras que afectan a la población civil, obligando a miles de familias a buscar refugio en otros países, o las matanzas del ejército ucraniano en Donbáss.
La guerra de Ucrania no debiera de existir, pero algo la ha causado y, desgraciadamente, si recordamos la historia, podríamos encontrar cierto parecido de la situación actual con la frase de Catón el Viejo “Carthago delenda est” (Cartago debe de ser destruida) y que se enunciaba ante la necesidad que tenía Roma de destruir a su rival Cartago en su lucha por el dominio del comercio en el Mediterráneo. En este caso, el Imperio americano contra la emergente Rusia.
El último número del periódico del sindicato sueco de profesores Lärarförbundet, ha publicado un artículo sobre la relación entre los distintos atentados que han sufrido los colegios suecos en los últimos años. La razón de este artículo es el reciente atentado el 10 de enero de 2022 en la ciudad de Kristianstad. Se trata de un joven de 16 años que atacó con un cuchillo a un alumno y a un profesor que además era el subdirector del colegio.
Desde el año 2015 son ya 3 los atentados que han sufrido distintos colegios en Suecia. En 2015 en Tröllhättan hubo 3 víctimas mortales, en 2021 en Eslöv un profesor fue atacado con arma blanca, pero a pesar de la gravedad de las heridas no llegó a morir. Un profesor de historia y religión sueco ha analizado en el artículo mencionado las similitudes entre los atentados en los colegios.
Según el análisis, todos los agresores coinciden en atacar con arma blanca, tener problemas de integración social, tener un acentuado racismo y todos muestran un especial interés por la extrema derecha y por el nazismo. Es sorprendente que el artículo concluya con que las causas de estos atentados son causadas por poderes “antidemocráticos” y, utiliza como ejemplos de países que impulsan estos atentados contra la democracia a Rusia y Afganistán bajo el poder de los talibanes. Si el autor del artículo mete en el mismo saco a Putin y los talibanes, se puede intuir la alineación política en la que se encuentran los responsables de la enseñanza en Suecia y concretamente en el sindicato de profesores. También es sospechoso que no mencione que los atacantes coincidan en tener “voces en la cabeza” descartando de esta forma la extraña coincidencia de una posible enfermedad mental o algo peor, la posible utilización ilegal de tecnologías para inducir asesinatos con fines políticos.
El descaro con el que se han ocultado las pruebas en la investigación del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme por parte de las autoridades que controlan al país, da a entender la situación en la que se encuentra la sociedad sueca, víctima de una guerra de desinformación donde se asesinan a políticos y profesores dando una explicación enfocada a demonizar a quienes piensan de forma distinta y, en lugar de buscar honestamente las causas del terror, se inventan poderes antidemocráticos como Rusia para explicar tales atrocidades. Comparar a la actual Rusia con la Alemania nazi es una prueba de deslealtad a la verdad.
Una producción de LA NACION sobre 43 mujeres que enfrentan al Opus Dei ganó el premio del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) a la mejor investigación periodística del último año.
La nota fue publicada por Nicolás Cassese y Paula Bistagnino y revela que un grupo de 43 mujeres de origen humilde acusa al Opus Dei una institución católica, de haberlas hecho trabajar gratis y durante años como empleadas domésticas.
Leer el artículo entero en La Nación pinchando el enlace:
Karlheinz Deschner fue un historiador que destacó por su estudio crítico del cristianismo y especialmente de la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR). Le fue concedido el prestigioso premio Arno Schmidt por sus esfuerzos para combatir la ignorancia. Entre sus trabajos destaca su monumental obra de 10 tomos Historia criminal del cristianismo. Pero es su obra El credo falsificado, la que quizá más repercusiones sociales pudiera tener, puesto que demuestra de forma rigurosa que el cristianismo como religión está basado en mentiras y falsificaciones, llegando a afirmar en su obra que:
“Quien, por principio, da por demostrada la historicidad de Jesús lo mínimo que se puede decir de él es que no es leal, y quizá un tramposo” y esto se deduce porque a día de hoy no hay una sola prueba segura de la existencia real de Jesús porque, entre otras cosas, ningún historiador del tiempo de Jesús escribió sobre él. La falta de honestidad es algo que se corrobora viendo la “santidad” de los representantes de la ICAR, que se presenta como la única Iglesia creada por Cristo, que más parecen interesados en dinero y poder que en otra cosa. Interesantes estas líneas extraídas del libro:
“Hay que conocer que no sólo el papa León X (1513-1521) debió decir lo “mucho que nos ha servido el embuste de Cristo” sino que Tertuliano, el padre del cristianismo de occidente, que está mucho más próximo a los orígenes del cristianismo (150-225), el auténtico fundador del catolicismo, abiertamente y por tres veces habló del cuento-Cristo”.
Sobre los Evangelios, que constituyen la única fuente que da información de Jesús, hay que decir que no son una fuente histórica, sino más bien obras literarias producto de la fantasía. Esto viene corroborado en el siguiente texto extraído de El credo falsificado:
“Del estudio de la exégesis crítica se deduce que los Evangelios no son fuentes históricas fiables sino productos de literatura mitológica surgidos del delirio de la fe, escritos misioneros y de propaganda destinados no sólo a fortalecer a los cristianos en su credo sino a ganar nuevos adeptos. Sus autores no habrían tenido el menor interés por la realidad histórica, tal y como la entendemos nosotros. Dicho de otro modo: Los Evangelios son producto de la fantasía de las comunidades posteriores. Antiguos mitos han ido depositando su huella”.
Desde luego, el tema de los milagros ya podría hacer ver los Evangelios como una obra mitológica, pero, además, está el tema de las numerosas contradicciones que restan credibilidad a estas “sagradas” escrituras. A continuación, algunos de los muchos ejemplos expuestos en El credo falsificado:
“Falta de memoria le ocurre a Juan el Bautista. En su bautismo de Jesús se abre el cielo, baja el espíritu santo y una voz proclama a Jesús como hijo amado; pero Juan, cuando 8 capítulos más tarde está en la cárcel, ha olvidado todos estos sucesos llamativos tan completamente que manda a sus discípulos a preguntar a Jesús: ¿Eres tú el que va a venir o debemos esperar a otro?”
“Un milagro es el ángel en la narración de la resurrección. En Marcos las mujeres lo encuentran en el sepulcro; en Mateo está delante de la fosa en la losa corrida. En Lucas no está ni delante del sepulcro ni en el sepulcro, pero inmediatamente llegan dos ángeles. Se colocan de pronto junto a las mujeres. También en el cuarto Evangelio hay dos ángeles, pero estos aguardan ya sentados en el sepulcro. En el Evangelio de Marcos y en el de Juan aparece el resucitado primero a María Magdalena, en el de Mateo aparece primero a las dos Marías a la vez, en Lucas se muestra primero a los dos discípulos de Emaús. El lugar de las apariciones, según Marcos y Mateo, es en Galilea, según Lucas en Jerusalén”.
Que una institución basada en mentiras y falsificaciones tenga un enorme poder e influencia en las instituciones del Estado, condena a la sociedad a padecer un fraude continuo que se refleja por ejemplo en las inmatriculaciones ilegales de la ICAR, de las que no parece que estén dispuestos a devolver nada. Esto se agrava cuando a tantas personas las bautizan siendo menores de edad. La ICAR utiliza esta tradición impuesta de rituales como una especie de contrato de forma que, llaman “herejía” a la negación de las doctrinas católicas una vez recibido el bautismo. Una muestra de la falta de honestidad y perversión intelectual de la ICAR, es considerar miembros de su Iglesia a personas que han sido objeto de rituales sin su consentimiento en una edad donde legalmente no se puede exigir algún tipo de contrato. La mayoría de las personas bautizadas son ajenas a que la ICAR las utiliza en sus estadísticas para mostrarse enorme por el número de sus miembros, cuando en realidad esas cifras serían seguramente muy inferiores si se prohibieran esos rituales con menores y, solo los que legalmente fuesen considerados mayores de edad pudiesen bautizarse mostrando plena consciencia de lo que hacen. Pero en lugar de ser así, la ICAR exige un molesto proceso al que llaman apostasía para que te consideren fuera de su Iglesia y que implica la renuncia a la fe, como si los recién nacidos pudiesen tener alguna fe. Además, algunas diócesis se niegan a conceder la apostasía.
Así, no importa si eres una persona atea o detestas a la ICAR, te dicen que perteneces a su Iglesia, aunque no lo desees y sin que alguien jamás te haya preguntado si deseas pertenecer a su Iglesia siendo mayor de edad. Especialmente son descaradas esas diócesis que se niegan a aceptar la apostasía de quienes no desean pertenecer a la ICAR.
Es y ha sido una amenaza para la sociedad que una institución basada en mentiras controle por medio de sus miembros los recursos del Estado, pero esto es algo que ya sabemos y tenemos que soportar con impotencia, especialmente cuando impiden la reforma del actual Consejo General del Poder Judicial que descaradamente ocupan de forma abrumadora manteniendo los ilegales privilegios de la ICAR. Con un Poder Judicial honesto probablemente se impedirían los abusos de la Iglesia.
Las privatizaciones como instrumento eficaz para estratificar la sociedad y aumentar la desigualdad.
Cuando hablamos de igualdad y nos referimos a temas sociales, el concepto de igualdad se refiere a características de grupos humanos en relación a su equiparación tanto en derechos como en obligaciones y, esto implica una igualdad de oportunidades, no solo ante la ley, sino que también se refiere a educación, sanidad, trabajo, etc. además de cumplir con ciertos deberes como respetar la ley, etc.
Cuando la desigualdad social se institucionaliza de alguna forma, bien sea por costumbre, imposición a la fuerza, o cualquier otro tipo de factor que favorezca la permanencia de una desigualdad social, entonces hablamos de estratificación social y esto se refiere a un estado permanente de privilegios de uno o varios grupos sociales. Existen multitud de ejemplos de sociedades con marcada estratificación social como la sociedad de castas en la India, donde se hereda por nacimiento el estatus social, al igual que la sociedad estamental en la Edad Media europea, de la que siguen existiendo los títulos nobiliarios como ejemplo de privilegios sociales heredados por nacimiento. Hay muchos autores que han tratado el tema de la estratificación social a lo largo de la historia desde Aristóteles a Marx, Smith, Hamilton, etc.
En la actualidad, en el sistema neoliberal occidental y concretamente refiriéndonos a España, podemos asegurar, según llevamos viendo durante décadas, que los poderes públicos están al servicio de ciertos grupos sociales privilegiados, de los cuales forman parte, a los que benefician de muchas formas y en especial económicamente, malversando así enormes caudales de dinero público que pasan a manos privadas. Ejemplos de esto lo tenemos con la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) que es actualmente la mayor corporación en España y, sus privilegios no solo se limitan a privilegios fiscales y económicos, también son privilegiados ante la justicia que al estar copada por el Opus Dei, no hay reacciones que defiendan el interés público ante los abusos de la Iglesia.
La ICAR siempre fue un estamento privilegiado en la sociedad estamental medieval europea, pero hoy en día conserva sus privilegios como nunca y por medio de sus miembros controla multinacionales, universidades, gobiernos, tribunales, etc.
Algo que denota la marcada naturaleza estamental de la ICAR es su estructura fuertemente jerarquizada donde el papel de la mujer en su organización es claramente de inferioridad y humillante. Ejemplos de este estatus son el de las monjas respecto a los sacerdotes y especialmente el papel que le da el Opus Dei a la mujer donde se aprecia el fuerte sexismo al que son sometidas las mujeres en esa secta católica.
Gracias a las privatizaciones, gran parte de los bienes públicos (inmuebles, tierras, empresas, dinero público, etc.) pasan a la ICAR bien sea formalmente por medio de sus instituciones o indirectamente por medio de sus miembros. De esta forma, siendo los dueños del capital y de las empresas, pueden elegir a dedo a quienes son de los suyos y aceptan su sistema arcaico de derechos y privilegios a costa de marginar y dejar sin trabajo a quienes no son de los suyos. En la creciente privatización de la enseñanza, tenemos buena prueba de esto al ver como se benefician los colegios concertados con dinero público, a costa de precarizar los colegios públicos. De nada le sirve a un profesor prepararse unas oposiciones ante un colegio privado. Pero su capacidad de discriminar no se limita a las empresas, sino que también a la política, la justicia etc.
Con la prolongada permanencia de privilegios inaceptables hemos llegado a la situación actual donde al hablar de políticos estamos hablando de castas que, independientemente si son del PSOE o del PP y sus nuevas variantes (VOX y Ciudadanos) benefician descaradamente los privilegios ilegales de la ICAR. Así, las privatizaciones representan un instrumento eficaz para estratificar la sociedad según los intereses de la ICAR, a costa de violar los valores superiores de la Constitución Española de igualdad y justicia que inspiran las leyes hasta el punto de derogarlas si entran en conflicto con estos valores superiores.
Imagen: L’arbre des batailles de Honorat Bovet Paris, BnF, Bibliothèque de l’Arsenal, ms. 2695 folio 6v.
Importante información sobre el problema de los desahucios en España que muestra la falta de humanidad y honestidad de los actores responsables:
Una vez publicados los últimos datos de CGPJ, en el primer trimestre de 2021 aumentan los desahucios, tanto hipotecarios como por impago de alquiler, con un total de 10.961.
Para entender mejor el despropósito de los responsables, se recomienda escuchar la explicación de este video donde se expone con claridad la situación:
Abogando siempre por la libertad de expresión y en contra del monopolio de la información, hay que ver también el punto de vista que tiene China para poder aclarar las ideas de forma honesta.
En el año 2012, los doctores Michael N. Tennison y Jonathan D. Moreno escribieron un artículo en PLOS Biology titulado “Neuroscience, Ethics, and National Security: The State of the Art” que analizaba la estrecha relación entre la agencia científica del Pentágono (DARPA) con los departamentos de investigación en neurociencias de las universidades estadounidenses. El papel de la neurociencia en las operaciones de seguridad nacional planteaba cuestiones éticas que debían abordarse para garantizar la síntesis pragmática de la responsabilidad ética y la seguridad nacional.
El hecho de que en el año 2011 el Departamento de Defensa (DoD) destinase enormes sumas de dinero a la investigación en neurociencias, muy superiores a las recibidas para investigación por el resto de las fuerzas armadas, da una idea de la importancia que el Pentágono y las agencias de seguridad e inteligencia americanas le dan a esta rama de la ciencia. Las cifras hablan por sí solas:
“Para realizar investigaciones en neurociencia cognitiva, la agencia científica del Pentágono, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) recibió alrededor de 240 millones de dólares para el año fiscal de 2011, mientras que el Ejército se queda atrás en 55 millones de dólares, la Armada en 34 millones de dólares y la Fuerza Aérea en 24 millones de dólares”.
Existe un conflicto entre los objetivos de la Seguridad Nacional y los objetivos de la ciencia. Mientras que la comunidad científica emplea rigurosos estándares de validación en la expansión del conocimiento, la Seguridad Nacional depende de las soluciones desplegables más prometedoras para la defensa de la nación. Como resultado, el emocionante potencial de los desarrollos de alta tecnología en el horizonte puede ser sobrevalorado, malinterpretado o peor: podrían implementarse antes de ser suficientemente validados.
El análisis de los doctores Michael N. Tennison y Jonathan D. Moreno hacía un recorrido por conocidos avances en neurociencias con aplicaciones militares que según se ha demostrado tienen consecuencias negativas para la salud humana, por no hablar de las consecuencias negativas para la sociedad en general, y advertían del peligro que supone que la bifurcación entre la ciencia pública y la Seguridad Nacional lleve la investigación a la clandestinidad.
Este estudio sobre ética y neurociencias no mencionaba al proyecto MK-Ultra que desarrolló la CIA durante la guerra fría, y que oficialmente fue sancionado y paralizado. Pero según los indicios que dan los presupuestos del DoD americano, este proyecto continúa con más fuerza que nunca. Y por los avances tecnológicos que DARPA filtra de vez en cuando, es escalofriante pensar en lo que realmente pueden haber podido llegar. Tan solo esta noticia de 2007 sobre implantes de binoculares en cerebros de soldados, con tecnologías basadas en BCI que pueden leer las ondas cerebrales de los usuarios, da una idea de que avances hacían públicos hace casi 15 años.
El artículo concluye con que muchos estarían de acuerdo con el antropólogo de la Universidad George Mason, Hugh Gusterson, en que “la mayoría de los seres humanos racionales creerían que si pudiéramos tener un mundo donde nadie se dedicara a la neurociencia militar, todos estaríamos mejor. Pero para algunas personas en el Pentágono, es un tema demasiado delicioso para ignorarlo.
Imagen ”Infoxicación” de Ramón Martínez