Parece como si la izquierda española estuviese manipulada o tuviese miedo de la verdad. La verdad es que se habla mucho de fascismo cuando en realidad se refieren a sicarios neoliberales del imperialismo de EEUU.
Los golpes de Estado, privatizaciones, neoliberalismo, etc. actuales son cosa de EEUU y sus socios, y no de Franco que murió hace muchos años. El franquismo tiene dos etapas claramente distintas: La primera fascista pro-Alemania nazi con una ideología de defensa de la patria, y la segunda, a partir de los años 60, opusina pro-EEUU neoliberal con una ideología más bien de «venta de la patria» como ha demostrado el bipartidismo diseñado por el Opus Dei, PP-PSOE, en sus alternantes gobiernos. No obstante los sicarios de EEUU tuvieron que esperar a que muriese Franco para empezar a vender España a las multinacionales extranjeras haciendo negocio personal con total impunidad.
Pablo Iglesias se lo dijo a los sicarios neoliberales: “Ustedes ni siquiera son fascistas, son simplemente parásitos”
No olvidar que la Operación Cóndor, orquestada por la CIA, donde fueron asesinados sistemáticamente cientos de miles de intelectuales y simpatizantes de izquierda, tuvo como militares activos a miembros del Opus Dei los cuales no eran en absoluto fascistas, sino sicarios del imperialismo americano.
La transición, el Rey, los gobiernos del Opus fueron orquestados por la CIA y la CIA no es fascista, es solo una organización criminal con un inmenso poder que asesina sistemáticamente para asegurar los intereses de las grandes corporaciones. Esos del Opus sacando banderas en la calle se ríen de todos al hacer creer que son franquistas «patriotas» cuando en realidad se trata de sicarios de corporaciones extranjeras.
Parece que hay interés en ocultar esto, que España está sufriendo las consecuencias de la deuda impagable a causa de los sicarios del imperialismo americano. Es muy sospechoso que en el Ministerio de Justicia haya tanto interés en la «Memoria Histórica» pero ningún interés en recuperar las inmensas fortunas estafadas y robadas por los ladrones neoliberales que, a sabiendas, han permitido la esclavitud de la deuda impagable a las generaciones venideras a costa de llenarse los bolsillos ilícitamente.
Solo bastaría un juez para exigir responsabilidad criminal tanto a los que han vendido empresas públicas rentables como a los que las han comprado, en calidad de presuntos autores, de participación o complicidad de diversos delitos como administración desleal de los bienes públicos, de malversación de bienes públicos, prevaricación, de tráfico de influencias, de cohecho, etc. Teniendo en cuenta la ilegalidad de las operaciones financieras en perjuicio del interés público, se podría contemplar la devolución de los bienes públicos estafados y una indemnización por los daños ocasionados durante décadas a tantas familias.
Para garantizar su impunidad, parte del diseño consiste en el control del Poder Judicial de forma que se politiza la judicatura la cual persigue mediante calumnias y acusaciones falsas a quienes se atreven a plantarles cara, y buen ejemplo de esto lo tenemos con Rafael Correa, Evo Morales, etc. que han sido falsamente acusados y perseguidos por jueces que defienden los intereses de EEUU en su propio país.
Hace unos años, alguien que conocí «de barrio» pero con el vicio obsesivo de la lectura y una buena inteligencia, me contó que trabajaba en una multinacional farmacéutica. Al principio, se sentía algo alienígena en aquel ambiente y no sabía muy bien porqué pero era obvio que se trataba de las relaciones con el resto de la plantilla de la empresa. En un momento dado, se dio cuenta de los apellidos e la mayoría de gente que la rodeaba, con cargos de responsabilidad y que pertenecían a directivas. La mayoría eran de origen navarro y vasco y, en general, de familias vinculadas al opus dei. Esta persona tenía cierta responsabilidad y llegó a trabar cierta confianza con el enlace en la empresa matriz (o como se diga). Un día comentó este detalle y el enlace le confirmó que efectivamente y que era algo generalizado en las empresas multinacionales en España. No les entusiasmaba la idea (imagino que por el contraste ideológico protestante-liberal y católico-conservador) pero era lo que había. Claro, el Opus Dei y su red afín controlan el tejido educativo y universitario mejor posicionado para ocupar luego puestos de influencia y responsabilidad. Por ejemplo, no se si pertenece al Opus Dei pero el actual ministro de sanidad, miembro del PSOE, es católico declarado, estudió en la Universidad de Navarra (la del Opus, claro) y está casado con una directiva de Nestlé. Sospecho además, que en el mundo la psiquiatría hay una fuerte influencia de esas redes, no sólo en el aspecto sanitario sino también en el social con toda una estructura de fundaciones religiosas que atienden al colectivo loco para que se tomen sus pastillas. Una violencia aún poco conocida. La relación entre agresiones (sexuales o físicas) e iglesia católica da para mucho también. Un porcentaje muy elevado de personas con trastornos de tipo psicótico, tiene en su historia personal este tipo de violencia. Lejos de señalarse como un daño traumático, sirve para invalidar el testimonio de la persona e incluso que lo haga ella misma gracias al discurso biologicista de «esto es una enfermedad del cerebro y sin cosas de genes».
*son cosas de genes
En efecto, el ministro socialista ha estudiado en un centro del Opus Dei:
https://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_Illa
«estudió un máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE – Universidad de Navarra»